martes, 4 de junio de 2024

Movilización Popular y Represión Sistemática en Zárate y Lima en 1974.

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¿Por qué la APDH denunció los hechos de 1974?




 



 




El 27 de Mayo de 2022, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos llevó adelante la denuncia penal ante el Juzgado Federal de Campana por los secuestros, detenciones y torturas producidas sobre los ciudadanos Jorge Rouquette, Juan Domingo Contín, Jorge Orlandi y Vicente Rodolfo Mangevil. El Juzgado, luego de incorporar los testimonios y la información aportada, sustanció el Expediente 28.391/2022. La denuncia fue elaborada y presentada por Eduado Tavani y Guillermo Torremare, actuales presidente y vicepresidente de APDH Argentina ante el Juzgado local.

 

Dicho expediente –al igual que todas las causas referidas a delitos de lesa humanidad acontecidos entre 1974 y 1976 en nuestras ciudades- se cursan dentro de la Secretaría Penal N° 2 del mencionado organismo.

 

Desde la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en el marco del Proceso de Memoria, Verdad y Justicia, entendemos sumamente necesario esclarecer estos hechos acontecidos en nuestras ciudades del Norte Bonaerense a fin de otorgar respuestas acerca del pasado reciente y el presente actual. Sostenemos que el cuadro perpetrado en torno a los Delitos de Lesa Humanidad en nuestro País y la región tiene una temporalidad mucho mas extensa que el 24 de Marzo de 1976


La represión sistemática establecida y amparada en un concepto de contrainsurgencia a partir del año 1974, por parte del entonces gobierno de Isabel Perón, secundada por José López Rega, implicó la persecución, hostigamiento y aniquilamiento -inicialmente en forma ilegal, luego institucionalmente- de opositores y referentes civiles fueran o no del movimiento peronista, de la tendencia revolucionaria y de los sectores de la izquierda y el marxismo de nuestro país (tanto los grupos armados como los sectores sindicales y culturales).

 

La sanción del Estado de Sitio como instrumento de represión sobre  la población civil, enmarcado bajo la Ley N° 20.840 y la reforma del Código Penal producida en Enero de 1974 implicó la persecución arbitraria de miles de dirigentes y referentes en todo el país y en la región Zárate y Campana, cuyas consecuencias y continuidades se mantuvieron durante la última dictadura militar de 1976 como bloque final de este programa de represión y exterminio con miles de desaparecidos, asesinados y exiliados. Inicialmente en un gobierno democrático y finalmente en una dictadura autoritaria, civil y militar que impuso un régimen económico neoliberal, que destuyera las bases del trabajo industrial en todo el país y de un movimiento obrero organizado que le daba sustento.




¿QUÉ SUCEDIÓ EN ZÁRATE Y LIMA, LA MADRUGADA DEL 12 DE DICIEMBRE DE 1974?

               

Al momento de lo acontecido, la barriada de Villa Carmencita, en Zárate era un espacio ubicado entre las vías del FFCC Urquiza y Avenida Lavalle, en el que se asentaron gran cantidad de trabajadores de las industrias locales que luego de los años 50’s pudieron adquirir terrenos y otros espacios para poder configurarse otro cuadro y porvenir familiar, muy diferente al que regía décadas antes para los sectores mas humilde.

La familia de Juan Domingo Contín no era ninguna excepción a este fenómeno propio de aquellos años. Siendo la casa familiar un ámbito  signado por el compromiso y la participación en la cultura del movimiento obrero y sindical y del peronismo en particular.

Entrado el año 1974, fallecido Perón y profundizado el conflicto en forma coactiva entre diferentes tendencias de este movimiento (en particular desde las tendencias ortodoxas que controlaban las agencias del estado hacia los sectores heterodoxos que se encontraban en la base de la sociedad civil), nuestra comunidad no fue excepción sino una parte importante del fenómeno producido:

La persecución, censura y disciplinamiento a todo intento de poder democratizar el peronismo en el ámbito sindical y en el ámbito político.

A partir del 8 de Noviembre de 1974 este fenómeno se corporizó en el establecimiento del mencionado Estado de Sitio. En vísperas de finalizar el año, el 12 de Diciembre alrededor de las 03.30hs. de la madrugada (horario ajeno a cualquier procedimiento bajo un estado de derecho) aproximadamente, grupos y unidades de la gendarmería nacional se presentaron en el domicilio de la familia Contín, en la calle Rawson al 1600 de Zárate.



Al presentarse los encargados del procedimiento alegaron pertenecer al destacamento de Gendarmería Nacional con asiento en la Central Nuclear de Atucha.

Según recuerdos de la familia Contín, la vivienda en la cual vivíamos, carecía de timbre por lo tanto para anunciarse, se debía golpear las manos o gritar a viva voz. Todo el frente del inmueble, estaba compuesto por un tejido de mediana altura y una puerta en el medio de fierro ornamentado sostenida por dos pilares, que a su vez, también sujetaba los tejidos de ambos lados. En el interior del terreno, había un arco natural, formado con pinos que delimitaba una nueva entrada, y un parque con árboles frutales.

Por estas condiciones la vivienda familar se encontraba 50 metros adentro del terreno al fondo de la misma. En este sentido cuando irrumpieron estos efectivos y agentes  se apostaron en posición de tiro en el frente de la morada y gritando el nombre completo de Juan Domingo Contín, de forma clara, precisa y determinada.

Al salir la familia con semejante despliegue pudieron advertir  dos camionetas situadas en la calle con soldados armados. Juan Domingo salió afuera y dirigiéndose a ellos les pidió que  se abstuvieran de gritar porque todos estaban durmiendo en la casa. Luego Contín, logrando que accedieran al pedido se dirigió hacia ellos, acompañado por su esposa y sus dos hijas.

En ese momento, el jefe del grupo de gendarmes le manifestó a Contín que debía acompañarlo. Sucesivamente la esposa de Contín exhortó a todos que bajaran las armas y que no debían ser tratados como delincuentes. Ya que a ese momento también les alegaron que, tampoco existían garantías que ellos fueran agentes de la gendarmería, atento lo irregular del procedimiento. La única respuesta, en principio fue el silencio. 

Sin embargo ante la insistencia finalmente, los gendarmes le pidieron a Contín que se se tranquilizara, que la irrupción en su hogar era solo a los efectos de averiguar antecedentes y que antes que finalizara la jornada retornaría a la vivienda.

Juan Domingo pidió que le permitieran cambiarse. Luego de dejarle que vuelva a la casa con Alicia, su mujer, pidieron a sus hijas que permanecieran allí, en la puerta, colocándose nuevamente en situación de tiro apuntándoles con las armas. Minutos después Contín regresaría solo, abriendo la puerta y en resumen, finalmente fue llevado en los vehículos de los gendarmes.

Una vez estando en la casa, el resto de la familia, Alicia buscó la casa de uno de los vecinos que tenían teléfono para poder comunicarse con otros compañeros. Fue acompañada por Zulema su hija mayor. Quedándose Amanda su otra hija con su abuela en la casa.

Llamaron al teléfono de Jorge Orlandi, compañero de Domingo, quien escuchó todo lo narrado por Alicia  y respondió literalmente: “te voy a dejar Alicia; nos están golpeando la puerta creo que son los mismos que estuvieron en tu casa”. El círculo de la espiral represiva de esta madrugada se iba cerrando.

Alicia llamó inmediatamente a un compañero de profesión taxista, para que procediera a recogerlas. Luego de haber realizado dos llamados: a las autoridades comunales y a los referentes y compañeros de la Agrupación Peronista Lealtad  en la Ciudad de Buenos Aires. Luego de haber tomado el taxi se reunieron con referentes y legisladores locales, relatándoles Alicia todos los hechos y lo que pretendía hacer, como también a quienes ya les había transmitido tales pretensiones, los cuales plantearon entonces los pasos que procederían.

Alicia les exigió todo el apoyo necesario, manifestándoles que estábamos en un gobierno peronista, democrático de gobierno, republicano y federal y que éramos peronistas por lo tanto este atropello no podía ser permitido y que ellos eran autoridades de nuestra ciudad y debían ser consecuentes en ese sentido.

Luego nos retiramos y recorrimos los domicilios de los compañeros haciéndoles tomar conocimiento de los hechos. Retornamos a nuestra vivienda y ya tomamos se nos informa de que se encontraban en el escuadrón de gendarmería de Atucha y luego de diferentes gestiones quedaron en libertad. Al narrarnos lo sucedido, fuimos puestos en conocimiento, de los sucesos previos, que no solo fueron los únicos secuestrados ese día, sino también Jorge Rouquet y Rodolfo Mangevil, integrantes de la Juventud Peronista Regional 8, que son trasladados desde la estación de la localidad de Lima; luego de haberlos detenidos por la realización de pintadas políticas de signo contrario al entonces gobierno.

Juan Domingo, Jorge Orlandi, y Jorge Rouquette y otros compañeros no lo habrían pasado nada bien esa noche en el escuadrón de gendarmería de la Central Atucha.


Efectivamente todos fueron dispuestos y llevados al cuartel. Una vez allí, el gendarme que se encontraba a cargo, brindó el favor de poder comunicarse telefónicamente con su familia. Luego de estar incomunicados por un período extenso. Una vez que pudo hablar, Jorge avisó a su padre para que avisara un compañero de la organización cercano. Fue luego de esto que el flaco Nicolás Giménez, quien era diputado nacional por el PJ, se presentó a la puerta de la guardia de Atucha para exigir por la libertad de Jorge y del resto de los compañeros.

Hasta ese momento ya habían personas detenidas entre las que pudo reconocer a Jorge Rouquette y otros mas. Los soldados los iban llamando de a uno –estaban muy nerviosos, si uno se movía lo apuntaban con los fusiles- para tomarles declaración. Una vez que fue llamado Jorge, manifestó la verdad, que eran peronistas, que militaban en la Juventud Política, que no había razón para que los detuvieran. Luego de esto, los oficiales no los mezclaron a la hora de dormir.       

Fue así que esa madrugada, Jorge Orlandi recordó en su testimonio que se encontraban detenidos Juan Domingo Contín, Mario Dente, Jorge Rouquette y él mismo. Supo después que también había estado detenido Rodolfo Mangevil, quien había sido fuertemente golpeado.

Todos ellos privados de su libertad, en forma clandestina ya que en ningún momento se le exhibió orden formal alguna de su detención Luego lo forzaron a otros compañeros bajo coacción a recorrer la ciudad y encontrar el domicilio de la escribana Marta Fiori, también militante peronsita. Se concluyó luego, que en base a esto Marta Fiori fue detenida por la misma época, días después o sobre esa fecha.

La persona que los interrogaba era un oficial superior. Muy tranquilo y serio en su forma de proceder. Las otras personas no fueron liberadas por lo que se pudo saber. Jorge recordó haber estado detenido un total de tres días, desde un Jueves a la madrugada hasta un Domingo

Habiendo sido liberados Dente, Orlandi y Contín; Mangevil y Rouquette quedaron alojados en la comisaria de Lima hasta que posteriormente, pasados 19 días, quedaron bajo la órbita del Poder Ejecutivo Nacional en carácter de detenidos políticos y en diciembre de 1975 salen de país con destino a México donde residen en la actualidad.

Luego de estos hechos, la familia Contín en diversas ocasiones, era visitada por un integrante de gendarmería que pasaba a actualizar datos o -en teoría-, así lo manifestaba. Preguntando entre otras cosas, nombre, documento como también actividades que las hijas de Domingo realizaban habitualmente.

Poco antes de que finalizara el año calendario 1975, Alicia tuvo que gestionar un certificado de Buena Conducta de Domingo y entregarlo en un lugar sito en la calle Pinto entre Alem y Brown de esta localidad, establecimiento similar a un ámbito de oficinas pero donde se encontraban militares.

Nunca supo bien la familia con certeza, que era lo allí funcionaba.

Diciembre de 1974, en Zárate y Campana, bajo el Estado de Sitio no era un lugar muy seguro y propicio para la población. Una comunidad y un espacio sometido a una serie de atentados, disuasiones represivas y violencia política no resuelta por parte de las agencias del Estado que habían permeado el tejido social de la población y los derechos consolidados desde Marzo de 1973. Habíendose producido en la ciudad los atentados de bombas a la sede de la Biblioteca José Ingenieros y a los domicilios de Ricardo Subiza –abogado penalista- y Carlos Miner –dirigente sindical local papelero- , mas las detenciones de Marta Querejeta y Ricardo Premat en similares condiciones a lo aquí narrado; el cuadro y la antesala de lo que vendría dos años después, comenzaba su consolidación: el exterminio político de la población civil que podía revolucionar y reconstruir nuestro País.

Desde la APDH entendemos que poner en palabras y en movilización la búsqueda de la verdad de lo sucedido resulta de suma importancia en la construcción de una sociedad democrática, digna, que integre mediante la aplicación de la Justicia y la Verdad todos los hechos acontecidos.


Nos proponemos llamar y convocar a los sectores civiles, sociales y políticos de nuestra dirigencia nacional y regional. También a todos los partidos políticos para que estos incurrimientos producidos durante el ejercicio del poder estatal nunca mas habiliten ningún escenario como el de la antesala de la dictadura de 1976.



DESDE APDH ARGENTINA, SU SECRETARÍA DE LESA HUMANIDAD, Y LA REGIONAL APDH ZÁRATE SOSTENEMOS Y REITERAMOS NUESTRO APOYO Y TOTAL ACOMPAÑAMIENTO A LA FAMILIA CONTÍN COMO AL RESTO DE LOS TESTIGOS QUE HAN APORTADO SU TESTIMONIO POR EL ESCLARECIMIENTO DE ESTOS HECHOS.


CUANDO SE PRODUJERON ESTOS HECHOS, EN NUESTRO PAÍS REGÍAN LAS GARANTÍAS ESTABLECIDAS EN LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS. SU VULNERACIÓN Y EL DAÑO PRODUCIDO MEDIANTE ESTOS ACTOS MANTIENEN VIGENCIA HASTA NUESTRO PRESENTE, EN NUESTRA COMUNIDAD.


Según lo establecido por el relator en derechos humanos para Naciones Unidas, en el marco de acontecimientos de esta índole en nuestro país y el mundo. Fijándose el principio y concepto de NO REPETICIÓN. Las garantías de no repetición tienen una función de carácter esencialmente preventivo, a la que se supone que contribuyen la verdad, la justicia y la reparación: la justicia penal principalmente a través de la disuasión; las comisiones de la verdad a través de la divulgación, la clarificación y la formulación de recomendaciones con propósito preventivo; y la reparación mediante el fortalecimiento de la capacidad de las víctimas para exigir reparación por violaciones pasadas y futuras y para hacer valer sus derechos con mayor firmeza.



Fuentes:

-Testimonios Familia Contín.

-Testimonios Familia Orlandi.

-Expediente N° 28.931/2022.

Informe del Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Pablo de Greiff

https://documents.un.org/doc/undoc/gen/g15/202/07/pdf/g1520207.pdf?token=IQlSqvujIXPo5yWjyD&fe=true

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