domingo, 4 de agosto de 2024

¡RECUPERAR LO PERDIDO, UNA GRAN TAREA IRRENUNCIABLE!

Por Eduardo J. Pitter.



        En el mes de marzo la UCA nos dice que en el primer trimestre de 2024 la pobreza pasó del 44,7% en enero al 55.5% y la indigencia del 9,6 % al 17,5% de la población argentina, aumentando en solo tres meses el 24,1% y el 82% respectivamente. Esta tendencia continúa y solo en junio se incrementaron según el INDEC un 1,6 % y un 2,6 % respectivamente.

         Es en este contexto que se aprueba la Ley Bases en el Senado de la Nación, lo que marca un momento de bisagra en la realidad política y social. La reforma laboral avanza marcando un nuevo retroceso en los derechos de los trabajadores.

     Evidentemente hay complicidades de una parte del peronismo, del kirchnerismo y de los dirigentes (los denominados “Gordos”) de la CGT. Estos últimos decidieron  viajar a la OIT durante el curso de los acontecimientos; dejando todo a la deriva.

     Las tibias medidas tomadas por la oposición parlamentaria y los paros decretados por los tradicionales Gordos de la CGT, cumplieron la función de descomprimir la presión en la sociedad y generar falsas expectativas. Demostrando así lo obvio, que no alcanzaba para hacer retroceder al gobierno. Era necesario un plan de lucha unificado de todos los sectores sociales, políticos y sindicales, con movilizaciones y paros generales en todo el país, antes de la fecha de sesiones del Senado, no solo una concentración ese día. La traición de los gordos de la CGT no deja dudas.

     En el kirchnerismo y sus aliados hay una visión particularmente electoralista. Con su oportunismo recalcitrante esperan que el oficialismo realice los ajustes económicos, paguen los costos, que se desgaste y cuando lleguen las elecciones capitalizar el descontento para reiniciar el ciclo que nos trajo hasta acá.

    Generaron confusión y falsas expectativas en la militancia que honestamente busca hacer frente a la embestida neoliberal, difundiendo que el gobierno no podría sostener su proyecto hambreador porque habría una reacción obrera y popular espontánea que lo acorralaría. Primero decían que sería en marzo, luego abril, posteriormente en mayo y últimamente para julio. Así pasaron casi siete meses. Si bien hubo huelgas contra despidos y por aumentos salariales, dos paros generales, marchas multitudinarias como la que se hizo contra el recorte del presupuesto a las universidades nacionales, no fueron suficiente para forzar un cambio de rumbo en las políticas de gobierno.

El broche de oro del plan para que las empresas maximicen su tasa de ganancia, es la reforma laboral que barre derechos adquiridos por la lucha y derramamiento de sangre de generaciones anteriores en nuestro país y el mundo, remontándose algunas de ellas al Siglo XIX.

 

¡Recuperar lo perdido, una gran tarea irrenunciable!

    Sin programa, organización política y sindical propia que oriente las luchas, para los trabajadores será muy difícil defender las conquistas y derechos ya adquiridos y para así conseguir tantas otras más que están pendientes. La historia nos tiene que nutrir para establecer que hacer.



    En la década de 1850, con la evolución de las mutuales que inicialmente agrupaban a colectividades por raza o nacionalidades de las que provenían los inmigrantes, (inclusive los negros afroargentinos formaron una, llamada “La Fraternal” y el 18/4/1858 el primer periódico de los trabajadores llamado “El Proletario”, dirigido a la comunidad afroargentina). La creciente inmigración europea, que portaba ideas y debates de las corrientes socialdemócratas, anarquistas y marxistas dentro de otras, junto a la experiencia de luchas sindicales y políticas, marcó en la década de 1880 el inicio de un acelerado proceso de creaciones de sindicatos que fortalecieron la emergente clase asalariada que planteaba reivindicaciones como la jornada de 8 horas, mejores condiciones de trabajo y aumentos salariales. También había corrientes que plantaban el derrocamiento en forma revolucionaria del Sistema Capitalista y su democracia burguesa (que no es más que una expresión de las formas con que ejercen la dictadura de clase contra los esclavos modernos, los asalariados)  y sobre sus cenizas desarrollar el Sistema Socialista con la democracia de los trabajadores.

En este proceso, se forjó nuestra clase trabajadora que a pesar de las derrotas se reorganizaría para pasar nuevamente a la ofensiva.

Es así como el 6 de septiembre de 1905 se logra la sanción de la ley 4661 de “Descanso Dominical”, impulsada por el diputado socialista Alfredo Palacios. En 1915 se sancionó la ley 9.688 sobre accidentes de trabajo; el 12 de septiembre 1.929 la ley 11.544 estableció la legislación sobre la jornada de 8 horas diarias y 48 semanales y el 23 de septiembre de 1935 la denominada ley de la silla que le correspondió el número 12.205. Estas conquistas adquirieron rango constitucional como derechos sociales en la reforma de 1949 y actualizaciones posteriores.



Es urgente recuperar el legado que dejaron los trabajadores desde su etapa inicial en la formación sindical y política, separadas de las patronales, de los capitalistas, que trabaje hacia el conjunto de las masas obreras y populares disputando espacios al enemigo de clase. A partir de esas enseñanzas hay que romper con las ideas del policlasismo, que trabajadores y patrones podemos integrar un mismo partido político y que los trabajadores son la columna vertebral del movimiento, lo que en realidad significa que nos consideran la fuerza bruta y que ellos, los patrones o sus representantes se reservan el papel del cerebro. Las cadenas con que nos controlan ya no son de hierro, son ideas, mucho más esclavizantes, poderosas y efectivas.


-Fotos:

-Imágenes de las movilizaciones obreras durante el paro nacional del 9 de mayo de 2024 en la Rotonda de la Ruta 12, en Zárate (Prov. de Bs. As.).

-Imágenes de la ocupación del Frigorífico Smthfield de Zárate en el año 1964 por los trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo,  luego del anuncio                 de su cierre por parte de la empresa.

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